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Estamos cada vez más comprometidos con un estilo de vida saludable, preocupados por la alimentación, en envejecer bien y con calidad, y en prevenir la aparición de enfermedades.
El cambio hacia hábitos alimentarios saludables incluye la reducción del consumo de alimentos procesados, azúcar, sal, refrescos, y el aumento del consumo de "comida real" como verduras, frutas y grasas saludables. Además de los hábitos alimentarios, es importante dormir bien y aumentar la práctica de ejercicio físico.
Síntomas y señales como cansancio, fatiga, estrés, ansiedad, sobrepeso, metabolismo lento y un gran deseo de consumir dulces están relacionados con un estilo de vida no saludable y, muchas veces, con deficiencias de vitaminas y minerales.